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Recomendaciones prácticas para usuarios con baja visión


A continuación se describen una serie de pautas para ayudar de forma práctica e intuitiva a los usuarios con baja visión que desean personalizar, según sus necesidades o carencias, su equipo informático y el software instalado; entre estos consejos se expondrán tanto instrucciones para configurar el sistema operativo Windows según las características visuales de quien lo vaya a utilizar, como recomendaciones de aplicaciones software independientes que le puedan ayudar a mejorar el rendimiento o acceder a una información que sin la tecnología informática estaría fuera de su alcance.

Fuente www.funcaragol.org

INDICE

1.- El sistema operativo Windows
 1.1.- Personalización del sistema operativo
  1.1.1.- Personalización de las propiedades de pantalla
  1.1.2.- Personalización de los sonidos
  1.1.3.- Personalización de las propiedades del ratón
  1.1.4.- Eliminación de características inaccesibles
  1.1.5.- Desactivación de características poco amigables
 1.2.- Las opciones de accesibilidad
  1.2.1.- El asistente para accesibilidad
  1.2.2.- Contraste alto
  1.2.3.- Teclas de ratón
  1.2.4.- Aviso en las teclas de bloqueo
  1.2.5.- Control de la anchura del cursor
 1.3.- Programas del propio sistema operativo
  1.3.1.- Ayuda en la lectura directa de documentos
  1.3.2.- Ampliador de pantalla de Microsoft
  1.3.3.- Lector de pantalla de Microsoft
  1.3.4.- Acceso mejorado a las páginas Web

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1.- EL SISTEMA OPERATIVO WINDOWS.

   Desde la aparición de Windows 95, este entorno gráfico de trabajo cuenta ya con facilidades para los usuarios con algún tipo de discapacidad, lo que permite a muchos de ellos acceder a la computadora sin necesidad de hacerse con dispositivos o programas adicionales preparados para suplir sus carencias; vamos a repasar en este apartado todas aquellas características de accesibilidad (así se han dado en llamar) con las que cuentan las versiones modernas de Windows, esto es Windows 95/98/ME y Windows NT 4/2000/XP, para dar soporte a los usuarios con baja visión.

1.1.- PERSONALIZACIÓN DEL SISTEMA OPERATIVO.

   Sin entrar todavía a analizar las herramientas específicas que incluye Windows para ayudar a las personas con discapacidad, muchas de las características ordinarias del sistema operativo pueden ser de utilidad a estos colectivos, entre los cuales naturalmente se incluye el de los usuarios con baja visión; pasamos seguidamente a describir las capacidades de este género que creemos de utilidad para los destinatarios del presente escrito.

1.1.1.- PERSONALIZACIÓN DE LAS PROPIEDADES DE PANTALLA.

   En un entorno gráfico de trabajo como puede ser Windows, se da el nombre de «fuentes» a los caracteres literales que aparecen en pantalla o, dicho más sencillamente aún, a las letras con que se representa la información para que el usuario pueda leerla. Windows 95 y sus versiones posteriores, así como Windows NT 4 y sus sucesoras, disponen de un cuadro en el que se pueden personalizar bastantes de las fuentes y colores de fondo que muestra el sistema durante una sesión de trabajo; explicamos seguidamente, paso a paso, cómo trabajar con esta característica:

   1) Para acceder al cuadro de diálogo de ajuste de fuentes:

   – Pulsar Ctrl+Esc (o una de las teclas Windows) para abrir el menú de inicio de Windows o, si el usuario lo prefiere, hacerlo mediante un clic con el botón izquierdo del ratón sobre el icono que lleva tal nombre y que figura generalmente en la esquina inferior izquierda de la pantalla.

   – Mediante los cursores de arriba y abajo, o moviendo el ratón, seleccionar la opción llamada «configuración», que suele ocupar el sexto o séptimo lugar empezando por abajo.

   – Una vez localizada la opción que se indicó, pulsar Intro o hacer clic con el botón izquierdo del ratón sobre ella, lo que abrirá un submenú que se situará a su derecha.

   – Localizar en este submenú, usando también las flechas superior e inferior o desplazando el ratón, la opción «panel de control», y activarla pulsando Intro o haciendo clic.

   – Aparece tras esto en pantalla una ventana de tamaño bastante grande, que contiene una serie de iconos y que corresponde al panel de control del sistema, mediante el cual se pueden personalizar muchos aspectos de la configuración del mismo (dispositivos instalados, conexiones a Internet, ajuste de la fecha y la hora, etc.).

   – Se trata ahora de dar con un icono llamado «pantalla», al que se puede acceder usando los cuatro cursores, mediante el ratón o también, como su posición es muy variable y por tanto difícil de localizar, pulsando la letra «P».

   – Después de cualquiera de estas tres acciones y en función de la que se haya hecho servir, se oprimirá Intro o se hará doble clic con el botón izquierdo del ratón.

   – Aparece en este momento un cuadro de diálogo, centrado en pantalla y que la ocupa casi por completo verticalmente, que consta de varias páginas, y del cual debe mostrarse la tercera cuyo nombre es «apariencia»; para ello se pulsará Ctrl+Tab dos veces consecutivas o se hará clic (siempre con el botón izquierdo) sobre la ficha correspondiente situada en la parte superior del cuadro.

   – Con esto ya estamos a punto para comenzar a configurar las fuentes de visualización del entorno.

   2) El ajuste propiamente dicho de las fuentes y sus colores:

   – Al entrar en la página de apariencia del diálogo de pantalla, aparece focalizado un cuadro de lista que ofrece una serie de combinaciones de fuentes y colores propuestas por el sistema; una combinación de fuentes y colores no es otra cosa que una lista de elementos del entorno gráfico asociado cada uno de ellos a una apariencia visual determinada, por ejemplo, los menús de un color y con un tipo y tamaño de fuente concreto, el escritorio con otro color y otra fuente, los mensajes con esta configuración, los paneles de visión en lista con aquella…, hasta cubrir una veintena de ámbitos. Con las flechas de arriba y abajo se puede seleccionar una de las combinaciones que se ofrecen, de entre las que podemos destacar las llamadas «Estándar de Windows» (con la configuración de colores y fuentes por defecto del sistema y varios tamaños de letra), «Negro en alto contraste» (que usa básicamente los colores blanco y negro y ofrece diversos tamaños y tipos de letra) y «Alto contraste» (con varios realces del color y del tamaño de fuente).

   – Si se pulsa Tab tres veces cuando el foco se halla en el selector descrito, se puede acceder a un cuadro de lista que permite elegir las áreas del entorno cuya fuente y/o color es posible personalizar, con lo que se podrá crear ya una configuración estrictamente al gusto del usuario; desgraciadamente no todas las áreas importantes se pueden ajustar, ya que en la lista sólo figuran dieciocho entre las que no se incluyen, por ejemplo, los cuadros de diálogo, o no se hace una distinción entre las ventanas de edición y las que contienen listas de elementos.

   – Para configurar la apariencia del área seleccionada debe pulsarse Tab, modificarse cada parámetro y seguir pulsándose Tab para pasar al siguiente, hasta que se haya accedido a todos los disponibles, instante en que deberá volverse atrás con Mayús+Tab (varias pulsaciones consecutivas) para seleccionar otra área diferente; algunas de estas áreas sólo permiten configurar su color de fondo, otras únicamente cambiar sus dimensiones de visualización, y por fin unas pocas autorizan el ajuste de su tipo de fuente, incluyendo el color, el tamaño y hasta el aspecto (negrita, cursiva…). Los cuadros de selección de colores se abren con la tecla Espacio y se elige el atributo deseado mediante el ratón, ya que el teclado no responde apropiadamente dentro de estos controles; los tamaños de área o de fuente se seleccionan mediante las flechas o tecleando directamente su valor, las fuentes se eligen con las flechas y los atributos de negrita y cursiva se activan o desactivan pulsando Espacio sobre los botones que los representan (una «N» para la negrita y una «K» para la cursiva).

   – Efectuados los cambios pertinentes, si se activa el botón «aceptar» del diálogo (bien alcanzándolo con la tecla Tab y luego pulsando Espacio, o bien mediante un clic de ratón sobre él) éstos ya se toman en consideración; si se ha creado una configuración de apariencia personalizada, el sistema la habrá memorizado pero debe tenerse mucho cuidado porque, si se selecciona otra de las que existen, la nueva se perderá. Para grabar una configuración personalizada con un nombre e incluirla en la lista que aparece al activar la página de apariencia, debe pulsarse el botón «guardar» una vez se ha creado; esta acción presentará un cuadro en el que se podrá dar nombre al nuevo diseño, modificando incluso uno de los ya existentes, tras lo que se pulsará el botón «aceptar» en la forma ya explicada; a partir de este momento, la nueva configuración pasará a ser una más de la lista de combinaciones ya existentes y no se perderá excepto que se decida eliminarla del sistema, lo que se puede hacer usando el botón «eliminar» que también figura en el cuadro de configuración de apariencia.

   Los usuarios que trabajen con una resolución de pantalla superior a 640 × 480 píxeles (como 800 × 600, 1024 × 768…) tienen, además de las facilidades descritas para la selección del tamaño de fuente, la posibilidad de elegir entre varias medidas predeterminadas de los textos que Windows ha de presentar, lo cual puede resultar muy útil dado que en las resoluciones altas de imagen se reduce mucho el tamaño de la información mostrada; he aquí algunas notas sobre cómo realizar estos cambios:

   – Debe accederse en primer lugar al diálogo de propiedades de pantalla situado en el panel de control, para lo que se seguirán los pasos descritos al principio de este apartado.

   – Es cuestión ahora de activar la última página de este cuadro, llamada «configuración», lo que se hará empleando el ratón en la forma ya descrita o utilizando el teclado, en cuyo caso se pulsará Ctrl+Mayús+Tab o, si la pulsación no responde (lo cual ocurre en algunas versiones de Windows debido a un error de programación), oprimiendo Ctrl+Tab cinco o seis veces (el número de páginas es variable según diversos factores) hasta llegar al punto deseado.

   – En algunas versiones de Windows, al parecer en las antiguas como Windows 95 y Windows NT 4.0, existe en el diálogo al que se acaba de llegar un cuadro de lista llamado «tamaño de fuente», que permite realizar el cambio que estamos describiendo; en estos casos basta con posicionarse encima de tal cuadro de lista, mover los cursores superior e inferior hasta seleccionar la opción deseada y validar el cambio con el botón «aceptar» del diálogo.

   – Si se está trabajando con una versión más reciente del sistema operativo, será preciso localizar en el diálogo que figura en pantalla un botón llamado «avanzada» o «propiedades avanzadas» que, una vez pulsado, abrirá un nuevo cuadro de diálogo en el que, esta vez sí, se podrá hallar el selector del tamaño de fuente; hechas las modificaciones pertinentes, se validarán los dos cuadros de diálogo mostrados, a saber, el de configuración avanzada y el de propiedades de pantalla.

   – Ya con independencia de la versión de Windows utilizada, al dar por buenas las modificaciones el sistema, según la configuración del adaptador de vídeo, se reiniciará o aplicará directamente los cambios solicitados; vale la pena aclarar que las diferencias existentes entre los tamaños de fuente configurables de esta última forma no son muy grandes, por lo que a los usuarios con poco resto visual pueden no resultarle útiles y sí, por ejemplo, trabajar con una resolución de pantalla de 640 × 480 píxeles.

1.1.2.- PERSONALIZACIÓN DE LOS SONIDOS.

   Ya Windows 3.1x daba la posibilidad de configurar el sistema de forma que, cuando se diera una circunstancia concreta, éste la señalara reproduciendo un fichero de audio seleccionado por el usuario a través de la tarjeta de sonido instalada; Windows 95 y las demás versiones modernas del entorno también incluyen esta facilidad, ciertamente mejorada con respecto a la versión precedente pero que tal vez debiera contemplar un mayor número de circunstancias que en la actualidad pasa por alto, como por ejemplo los errores graves en las aplicaciones, la activación de algunas regiones del entorno, etc.

   Los archivos de sonido que emplea esta característica de Windows llevan el formato de onda (Wave), o sea, contienen sonido analógico convertido a digital pero sin ningún tipo de compresión (llevan la extensión de fichero .WAV); en el directorio \MEDIA de la carpeta que ocupa el sistema operativo (por lo general C:\WINDOWS o C:\WINNT), figuran unos cuantos de estos archivos, que contienen los sonidos por defecto del entorno, pero cada usuario puede añadir los que desee, incluso grabándolos él mismo con mensajes que le puedan ayudar más que un simple efecto de sonido o melodía. Windows incluye un pequeño programa para la grabación de archivos .WAV, llamado Grabadora de sonidos, que figura entre sus accesorios, concretamente en el submenú «multimedia» si se trabaja con Windows 95 o en Windows NT 4.0, o en el «entretenimiento» para las demás versiones, ambos situados en el menú de inicio, submenú «programas», apartado «accesorios»; este pequeño programa registra sonidos de hasta un minuto de duración, lo cual es más que suficiente para la finalidad que nos interesa, siendo su manejo muy simple y pudiéndose elegir diferentes calidades de sonido para el archivo resultante. El único inconveniente que posee esta herramienta es que no dispone de teclas rápidas para realizar cada acción, lo que puede resultar inadecuado para algunos usuarios con poco resto visual; para estos casos existe otro pequeño programa de bajo coste (unos doce dólares USA) llamado Total Recorder, que comercializa la empresa canadiense High Criteria (www.highcriteria.com) y que permite utilizar teclas de atajo para acceder a todas y cada una de sus funciones, además de disponer de un interfaz muy accesible y sencillo de usar. Sea como sea, cuando se crean archivos de sonido éstos deben ser de duración muy breve (entre uno y tres segundos), y es aconsejable grabarlos con poca calidad (8 bits) porque así su tamaño es mucho más reducido y el sistema tarda menos en acceder a ellos; debe tenerse en cuenta que uno o varios de estos archivos de sonido pueden ser requeridos en un período de tiempo de pocos segundos, por lo que el sistema debe poder cargarlos, reproducirlos y cerrarlos muy ágilmente, lo que no es factible cuando se trabaja con ficheros extensos (no hay que olvidar que los sonidos en formato .WAV son muy voluminosos).

   Una vez se han elegido o grabado los archivos que se van a utilizar, esta es la forma en que deben incorporarse a la configuración del entorno gráfico:

   – Acceder al diálogo correspondiente al icono llamado «sonidos» («sonidos y multimedia» en algunas versiones) que figura en el panel de control de Windows (en el apartado 1.1.1 de este documento se explica cómo entrar en este panel y localizar sus iconos); en Windows XP el icono en cuestión se llama «dispositivos de sonido y audio» y se debe mostrar la segunda página de su diálogo asociado, denominada «sonidos», pulsando Ctrl+Tab o haciendo clic sobre su ficha identificadora cuando ha aparecido aquél en pantalla.

   – Una vez aquí, se puede elegir una de las combinaciones de sonidos que ofrece el sistema como parte suya, lo que se hará pulsando Tab y eligiéndola en el cuadro de lista que queda focalizado; la mejor combinación, en principio, es la que viene por defecto («Predeterminado de Windows»), pues las demás han sido diseñadas para buscar efectos curiosos o espectaculares más que pensando en lo práctico o accesible; en este cuadro de lista también se puede elegir una combinación que no incluya sonido alguno («Sin sonidos»), a nuestro entender no recomendable en absoluto aunque siempre es positivo conocer su existencia.

   – Si lo que se desea, que en este caso parece lo más aconsejable, es crear una combinación de sonidos personalizada, bastará con pulsar Mayús+Tab desde la lista descrita, lo que focalizará un visor de árbol que contiene, clasificadas según la aplicación que las genera, las situaciones a las que se puede asignar un sonido señalador; tales situaciones se seleccionan utilizando las flechas de arriba y abajo, y el sonido que las representa se elige en el cuadro de lista que se focaliza al pulsar Tab, o incluso utilizando el botón llamado «examinar» que figura a continuación, y con el que se puede acceder a archivos de ubicaciones diferentes a la que el sistema asigna por defecto.

   – El diálogo posee un botón con el dibujo de un triángulo que apunta hacia la derecha, mediante el cual se puede escuchar el sonido asignado a la situación seleccionada en un momento dado; las combinaciones de sonidos, al igual que las de fuentes y colores, deben ser grabadas con un nombre para evitar perderlas al cambiar entre ellas, lo que se obtiene pulsando el botón «guardar» que figura en el diálogo con el que estamos trabajando; es posible, igualmente, retirar del disco las combinaciones no deseadas, pulsando el botón «eliminar».

   – Naturalmente, obvio es que los cambios realizados no se tomarán en consideración hasta que no se validen mediante el botón de aceptación que posee el diálogo, y que tales modificaciones se pueden ignorar empleando el botón de cancelación, lo que restaurará la configuración anterior.

   – Mencionar por último que no es aconsejable asignar un sonido a todas las situaciones que se proponen en el diálogo descrito, en primer lugar porque puede acabar resultando incómoda la secuencia de sonidos a veces constante durante un breve período de tiempo, y en segundo porque el sistema no siempre da a basto para reproducir todos los archivos asignados y se puede perder parte de la información en envíos masivos de ésta, cuando no bloquearse la computadora por exceso de tareas.

1.1.3.- PERSONALIZACIÓN DE LAS PROPIEDADES DEL RATÓN.

   Otra de las posibilidades que ofrece Windows para modificar su apariencia visual, y que resulta muy útil para usuarios con baja visión, es la sustitución del gráfico que muestra para representar al ratón (conocido como «puntero» y a veces llamado erróneamente «cursor», aunque el nombre se ha acabado dando como bueno) por otro que elija el usuario de entre los que proporciona el sistema operativo o que haya obtenido a través de otro fabricante de programas. Windows 95 y sobre todo Windows 98 y sus sucesoras vienen con una colección bastante amplia de punteros alternativos para el ratón, que por defecto no se instalan pero que se pueden agregar en cualquier momento mediante la página «instalación de Windows» que contiene el diálogo «agregar o quitar programas» situado en el panel de control; se pueden obtener otros lotes interesantes de punteros en las siguientes direcciones de Internet:

   – The screen magnifiers page (www.magnifiers.org): en la sección de descargas («download»), apartado de soluciones alternativas para el ratón («alternative mouse software»), figuran varios archivos comprimidos que contienen gráficos para el ratón proporcionados por diversos fabricantes, algunos gratuitos y otros de bajo coste (shareware) o suministrados como parte de pequeñas aplicaciones.

   – Dolphin Computer Access (www.dolphinuk.co.uk): en la sección de descargas («downloads»), apartado de programas de utilidad gratuitos («utilities») se puede obtener un lote de cerca de trescientos punteros, todos ellos preparados para personas con discapacidad visual y que esta empresa distribuye también con sus programas Lunar y Supernova, magnificador y lector de pantalla respectivamente.

   – Fundación de Ciegos Manuel Caragol (www.funcaragol.org): en la sección de manuales y programas existe un paquete gratuito de cursores alternativos que se han seleccionado de otros lotes, y cuya descripción está traducida al español.

   Los cursores alternativos que están instalados en el equipo se han de colocar en el directorio \CURSORS de la carpeta que contiene al sistema operativo (recordemos que por lo general es C:\WINDOWS o C:\WINNT); con esto presente, ya podemos describir cómo modificar la configuración existente para adecuarla a las necesidades de cada usuario:

   – Acceder al panel de control de Windows, según las instrucciones dadas en el apartado 1.1.1 del presente artículo, y entrar en el cuadro de diálogo correspondiente a su icono llamado «mouse» (ratón en inglés, que extrañamente no ha sido traducido en ninguna versión moderna de Windows).

   – Pasar a la segunda página del cuadro, llamada «punteros», bien pulsando Ctrl+Tab o bien haciendo clic con el ratón sobre su ficha identificadora.

   – Al igual que con los sonidos y la apariencia visual, los punteros poseen combinaciones ya definidas por el entorno; estas combinaciones permiten asignar una forma diferente al cursor según el estado del sistema o la posición del ratón (desplazamiento normal, parada mientras se espera la finalización de una tarea, movimiento sobre el texto, etc.). Al entrar al diálogo de punteros aparece focalizado el cuadro de lista donde se puede cambiar la combinación activa; valga decir que casi todas las que propone Windows poseen variantes ampliadas, aunque son bastante convencionales y normalmente no responden a las necesidades de muchos usuarios con baja visión.

   – Para elaborar una combinación personalizada de cursores, debe seleccionarse el cuadro de lista de eventos que figura más adelante en el diálogo (pulsando Tab un par o tres de veces) y, elegida la circunstancia para la que se desea definir un cursor, pulsar Tab hasta localizar el botón «examinar» y activarlo con Espacio; esto abrirá el clásico diálogo de Windows que permite la apertura de archivos, tomando como directorio de trabajo el que por defecto contiene los punteros (carpeta del sistema \CURSORS), y donde se espera que el usuario elija de la lista o teclee el nombre de un fichero de este tipo; hecho esto y concluida la acción con el botón «abrir», ya se habrá asignado un cursor al evento seleccionado, pudiendo continuarse con otros más de la lista; lo cierto es que cambiando el gráfico asociado a la función normal del ratón («selección normal») ya es suficiente para poder trabajar con comodidad, pues eventos hay bastantes y algunos se sabe positivamente que se van a usar muy poco o nada.

   – La nueva combinación que se haya creado, una vez se cierra el diálogo de propiedades del ratón con su botón «aceptar», queda memorizada pero puede perderse al seleccionar otra (igual que en los cambios descritos en los dos apartados anteriores); para evitar esto, también como en los casos precedentes, debe darse un nombre a la nueva configuración mediante el botón «guardar», lo que la unirá a las ya existentes; de igual modo, se puede dar de baja una combinación inservible mediante el botón «eliminar» que figura en el diálogo del que hablamos.

   Sin abandonar la pantalla de propiedades del ratón que cuelga del panel de control, existen otras posibilidades de configuración de este periférico que pueden interesar a algunos usuarios con baja visión, y que resumimos en las siguientes líneas:

   – En la primera página del cuadro, llamada «botones», existe una barra deslizante que permite ajustar la velocidad del doble clic que se realiza con el botón izquierdo del ratón, es decir, el tiempo que puede transcurrir entre la primera pulsación y la segunda para que el sistema las considere una sola doble o dos simples; es una característica muy útil para usuarios con poca agilidad en las manos o que les resulta algo complejo familiarizarse con el uso del dispositivo del que hablamos. Valga decir que los valores que son representados por las barras deslizantes se alteran mediante los cursores izquierdo y derecho o, de una forma más amplia, utilizando las teclas PáginaArriba y PáginaAbajo.

   – En la tercera página del diálogo, titulada «movimientos», hay otra barra deslizante que en este caso permite definir la velocidad con que se va a desplazar el puntero del ratón por la pantalla al mover este último; esta facilidad es más que interesante para los usuarios que tienen dificultades a la hora de localizar elementos cuya posición varía o que, por una causa u otra, les es complicado enfocar el objetivo que desean mirar.

   – También en la tercera página de las propiedades del ratón, existe una casilla de verificación llamada «mostrar estela del puntero» (o algo similar dependiendo de qué versión de Windows se esté usando), que es altamente recomendable desactivar (su estado se modifica con la tecla Espacio una vez se alcanza con Tab o Mayús+Tab); esta es una característica puramente visual que muestra un rastro a modo de abanico del gráfico que representa al ratón cuando se va arrastrando éste, y que suele ocasionar problemas con algunos programas de accesibilidad (sobre todo magnificadores de pantalla), además de no resultar útil (aunque tampoco molesta) a una mayoría de usuarios con discapacidad visual. Además de la función citada, Windows XP incorpora otra que, cuando se desplaza el ratón, visualiza la sombra de su puntero al lado de éste, pudiendo ralentizar, si bien nunca desestabilizar, la presentación de las imágenes si se emplean adaptaciones complementarias para ampliar las mismas, por lo que también se aconseja su desactivación; esto se hará desde la segunda página del diálogo de propiedades del ratón, llamada «punteros» como es sabido, comprobando si se tiene desactivada la casilla «habilitar sombra del puntero» y quitándole la marca de selección si no es así.

   – Para terminar, Windows 2000 y sus versiones contemporáneas y sucesoras (hasta la fecha Windows ME y Windows XP) incluyen en la página «opciones de puntero» (tercera) del diálogo de propiedades del ratón, tres casillas de verificación que habilitan otras tantas funciones de cierto interés. La llamada «mover automáticamente el puntero al botón predeterminado de un cuadro de diálogo» deposita, efectivamente, el gráfico señalador sobre el botón por defecto, generalmente «aceptar», de cualquier cuadro de este tipo que se abra; la segunda casilla, titulada «ocultar el puntero al escribir», resuelve un problema que afecta a los usuarios con poco resto visual que es la mezcla de cursores, el de edición y el del ratón convertido en una delgada barra, cuando escriben texto en un cuadro de edición, haciendo invisible el segundo mientras se escribe si se halla en la región donde hay o ha de haber caracteres, y volviéndolo a mostrar cuando se mueva el dispositivo asociado a él. La tercera casilla de verificación, que es quizá la más interesante, se denomina «mostrar ubicación del puntero al presionar la tecla Ctrl» y ayuda a localizar el gráfico en cuestión a los usuarios con poco campo visual o visión muy baja; si se visualiza la imagen a pantalla completa (sin ampliación de ningún programa suplementario) al pulsar Ctrl y soltar la tecla, aparece una gran circunferencia en torno al puntero del ratón, la cual se estrecha rápidamente en torno a él hasta desaparecer, quedando así delimitada claramente su posición.

1.1.4.- ELIMINACIÓN DE CARACTERÍSTICAS INACCESIBLES.

   Como Windows, en un principio, no fue pensado para ser usado por personas con discapacidad, sino que las facilidades que incluye para estos colectivos fueron agregadas más tarde y aún hoy día se van revisando y mejorando en la medida de lo posible, algunas de las características del entorno pueden causar problemas a los usuarios con baja visión, bien directamente o bien al entrar en conflicto con los programas especializados que algunos de ellos se ven obligados a hacer servir para suplir su carencia; damos a continuación una breve reseña de cómo eliminar estos elementos discordantes, o al menos los que sea posible dejar fuera de uso:
   1) Protectores de pantalla: es muy útil la posibilidad que ofrece Windows de mostrar una imagen en movimiento por la pantalla cuando se ha dejado de trabajar con la computadora durante un período determinado de tiempo; no obstante, esta característica entra en conflicto con muchos productos de accesibilidad, por lo que se recomienda desactivarla. La configuración del protector de pantalla se establece desde la segunda página del diálogo «propiedades de pantalla», situado en el panel de control y al que ya se sabe acceder según las instrucciones descritas más arriba; el protector se desactiva simplemente seleccionando la primera opción («(Ninguno)») del cuadro de lista que permite elegir entre varios tipos de protectores; al validar los cambios con el botón «aceptar» ya se tienen en cuenta y no es precisa ninguna acción ulterior.

   2) Administración de energía: muy útiles aunque también muy problemáticas pueden ser las facilidades de desconexión temporal de componentes del ordenador (pantalla, discos duros o incluso toda la máquina) cuando no se utilizan durante cierto tiempo; en este caso es todavía más aconsejable dejarlas fuera de combate pues ocurre con frecuencia que al ponerse en marcha, si hay un lector o magnificador de pantalla cargado, bloquean la computadora o causan algún otro tipo de molestia a veces con pérdida de datos asociada. Esta característica se desactiva desde el diálogo «propiedades de energía» del panel de control, que en algunas versiones de Windows se abre con el icono llamado «energía», en otras con el «administración de energía» y en unas terceras con el «opciones de energía»; se trata ahora de repasar las diferentes páginas del diálogo (que varían según la versión del entorno) para desactivar todas aquellas opciones que automaticen el ahorro de la energía (no apagar ningún dispositivo, anular los tiempos de espera, etc.); este es un cambio un poco drástico que algunos usuarios considerarán desventajoso pero es lo más aconsejable si se quiere trabajar con la seguridad de que las adaptaciones utilizadas no se van a encontrar con obstáculos que dificulten su normal funcionamiento.

   3) Tapices y diseños de fondo para el escritorio: Windows permite configurar a gusto de cada usuario el aspecto visual de su escritorio, lo que puede ser conveniente para identificar los ordenadores de una empresa o simplemente para hacer más amigable la apariencia de la pantalla, pero puede causar algún problema menor con programas de accesibilidad y, sobre todo, a algunas personas con baja visión les puede resultar incómodo a la hora de trabajar, por lo que lo más aconsejable es prescindir de esta herramienta. Las modificaciones que se deban realizar sobre estas opciones se concentran en la primera página del diálogo de propiedades de pantalla, llamada «fondo», y a la que sabido es cómo se accede; debe en primer lugar asignarse a su primer valor («(Ninguno/a)») el cuadro de lista que permite seleccionar el papel tapiz a mostrar, es decir, el gráfico o imagen que debe aparecer como fondo del escritorio; después, para eliminar los relieves o texturas de dicha región del entorno, debe igualarse también a «(Ninguno)» el valor del cuadro de lista llamado «diseño» aunque, cuidado, éste sólo existe en las versiones de Windows que no poseen la extensión del escritorio Active Desktop, a saber, Windows 95 y Windows NT 4.0, sobre las cuales además este módulo puede ser instalado separadamente; para las versiones de Windows que cuentan con la citada extensión, deberá pulsarse primero el botón «diseño», lo que abrirá un nuevo diálogo en el que figura el selector que antes se hallaba en el cuadro principal; validadas las opciones pasarán inmediatamente a tenerse en cuenta.

   Nota importante: se ha detectado que en algunas versiones de Windows, al parecer pertenecientes todas a la familia de Windows 98 aunque puede ocurrir en otras, el cuadro que permite seleccionar el diseño de fondo para el escritorio no contiene, a causa de un error de programación, la opción «(Ninguna)» que se requiere para anular tal diseño y que, al no existir, impide realizar la modificación sugerida en el tercer punto de este apartado; para suplir esta carencia, debe descargarse mediante el enlace que figura seguidamente el parche para anular el diseño de fondo del escritorio, y cuando el sistema pregunte si se desea descargar o abrir el fichero responder que sólo lo abra, tras lo que solicitará, en la mayoría de los casos, permiso para realizar una pequeña modificación en el registro de configuraciones, autorizada la cual y reiniciado el sistema después de verificarse ésta, el cambio deseado ya se habrá puesto en práctica. Otra forma algo más compleja pero con seguridad menos drástica de resolver este problema consiste en, una vez focalizado el cuadro de lista que permite seleccionar los diseños de fondo, elegir el segundo de ellos, buscar el botón «modificar» que figura en el diálogo (con la tecla Tab) y pulsarlo con Espacio, oprimir luego Escape para cerrar el nuevo cuadro que se muestra y, al regresar al selector de diseños, se podrá comprobar que su primera opción ha sido sustituida por la tan buscada «(Ninguna)», que ahora sí se podrá hacer servir; como hemos comentado, existe un error de programación en esta aplicación del entorno, por lo que este comportamiento ilógico debe ser tomado como normal.

1.1.5.- DESACTIVACIÓN DE CARACTERÍSTICAS POCO AMIGABLES.

   En el apartado anterior nos referíamos a ciertas facilidades del sistema operativo que es menester dejar fuera de uso para evitar conflictos o reacciones anormales con las aplicaciones de accesibilidad (magnificadores de pantalla, lectores por voz, etc.); en el punto actual pretendemos dar a conocer aquellas características esencialmente de presentación que posee Windows y que, si bien no tienen por qué ocasionar problemas de tipo informático, sí pueden ser poco funcionales para muchos usuarios con baja visión; la proliferación de estos elementos de diseño en las últimas versiones del entorno gráfico, sobre todo en el todavía reciente Windows XP, nos ha sugerido la idea de dedicarles un apartado separado al de eliminación de características inaccesibles, con el fin de aislar dos conceptos hermanos pero no idénticos.

   1) Vista del escritorio como una página Web: Windows 98 y las versiones posteriores del sistema operativo, así como Windows 95 con la extensión Active Desktop instalada, vienen con una implementación de diseño que permite ver el escritorio como si fuera una página Web, lo cual lo hace más atractivo a la vista pero ocasiona algunos problemas a los usuarios de herramientas de ayuda visual, motivo por el cual recomendamos prescindir de tal diseño; he aquí la forma de hacerlo:

   – En Windows 98 o Windows 95 con Active Desktop instalado, lo más sencillo es acceder al escritorio (con el ratón o bien pulsando Ctrl+Esc, Esc y dos veces Tab), anular cualquier posible selección de iconos que exista (pulsando la tecla Inicio y luego la combinación Ctrl+Espacio) y abrir el menú contextual del área afectada con el botón derecho del ratón o pulsando Mayús+F10; hecho esto, debe abrirse el submenú «Active Desktop» (que es el que figura arriba de todo), dentro del cual habrá que verificar que la opción «ver como página Web» no está marcada, desmarcándola si lo estuviese activando tal opción del menú.

   – En Windows ME y Windows 2000, este cambio se realiza desde las opciones de carpeta que se hallan, además de en algunos menús de herramientas de las aplicaciones del sistema, en el panel de control; para activar este diálogo, pues, hay que abrir el menú de inicio, entrar en el submenú de configuración y allí activar la opción «panel de control» abriendo en éste, una vez aparezca, el diálogo ya citado; en la página «general» de tal diálogo, que es la que está visible al mostrarse, habrá que verificar que está seleccionado el botón de opción «utilizar el escritorio clásico de Windows» dentro del grupo «Active Desktop», realizando los cambios pertinentes si no es así y aceptándolos seguidamente.

   – En Windows XP ya no existe la posibilidad de configurar el escritorio como una página Web pues se han incluido otras innovaciones que sustituyen a ésta, además de haber perdido tal región del entorno mucha de la trascendencia que tenía en versiones anteriores.

   2) Vista de las carpetas como una página Web: una facilidad muy similar a la anterior que se implementó en Windows 98 y en Active Desktop instalable sobre Windows 95, fue la de visualizar las ventanas de carpeta (como las del explorador, Mi PC, panel de control, etc.) como páginas Web, presentación más atrayente pero poco útil para usuarios con baja visión, a quienes recomendamos desactivarla según estas instrucciones:

   – En Windows 98 o Windows 95 con Active Desktop la forma de retirar estos diseños conlleva un poco de dedicación por parte del usuario, pues debe operarse manualmente en todos los paneles afectados, no existiendo una forma automatizada de llevar a cabo el proceso de una sola vez; para empezar, debe accederse a cualquier ventana de carpeta (por ejemplo el panel de control) y abrirse el diálogo «opciones de carpeta» que figura en su menú «ver», y seleccionar aquí el botón de opción «estilo clásico» del grupo «actualización del escritorio de Windows» que hay en la página «general», aceptando el cambio; esto sólo garantiza un comportamiento estable del entorno en las sucesivas modificaciones que deberán realizarse sobre todas las ventanas de carpeta existentes, como el panel de control, el explorador, el administrador de impresoras, el programador de tareas, el panel de acceso telefónico a redes, etc., cambios que consistirán en deshabilitar la opción «como una página Web» que figura en el menú «ver» de todas estas áreas.

   – En Windows ME y Windows 2000 la tarea es mucho más simple, tanto como acceder al panel de control (que como es sabido cuelga del submenú «configuración» dentro de «inicio») y abrir en él el diálogo «opciones de carpeta», que figura entre los elementos que lo integran o también en su menú «herramientas»; una vez aquí y en pantalla la página «general», se trata de seleccionar el botón de opción «utilizar las carpetas clásicas de Windows» del grupo «vista Web», validando a continuación el cambio.

   – En Windows XP se vuelven a complicar y mucho las cosas, a raíz de algunos cambios de estructura y concepto que se han practicado sobre las presentaciones visuales; en primer lugar es preciso ir al diálogo «opciones de carpeta» del panel de control, en el que habrá que seleccionar el botón de opción «utilizar las carpetas clásicas de Windows» en el grupo «tareas», lo que tras validar el cambio eliminará el cuadro de tareas que se visualiza en todas las ventanas de carpeta. Es cuestión ahora de ir accediendo a todas las ventanas de este tipo que se van a usar (explorador, Mi PC, Mis documentos, etc.) y realizar en cada una de ellas un par de cambios; el primero es acceder al menú «ver» de la barra de la aplicación y asegurarse que en su submenú «organizar iconos» no está marcada la opción «mostrar en grupos»; el segundo cambio, a realizar también en el menú «ver», consiste en elegir las vistas «iconos», «lista» o «detalles» para mostrar el panel de archivos, pues las otras dos presentaciones que propone el sistema no son fácilmente accesibles para personas con baja visión.

   3) Los temas y menús de Windows XP: Windows XP, como lo hizo Windows 95 en su día, ha aportado una nueva apariencia al entorno gráfico que, aunque posee las mismas funciones que las anteriores, no se asemeja mucho a ellas en su diseño; como se ha demostrado que este cambio está causando problemas de accesibilidad, y también a causa de que muchos usuarios siguen prefiriendo trabajar con la presentación clásica de Windows (que afortunadamente sigue pudiéndose utilizar), indicamos seguidamente como retirar estas características:

   – Temas del escritorio: estos diseños de fondo, que pueden también incluir sonidos ilustrativos, se retiran desde el diálogo de propiedades de pantalla que existe en el panel de control del sistema, accesible por ejemplo desde el submenú «configuración» que cuelga de «inicio»; en la primera página del diálogo citado, llamada «temas», hay un cuadro de lista con igual título en singular en el que será menester seleccionar el elemento «clásico de Windows», aceptando después el cambio lo que, tras unos segundos de espera para el reajuste, asignará a la pantalla las características que poseen las de Windows 2000, con el fondo del escritorio en color azul entre otros aspectos.

   – Ventanas y botones: para emplear la apariencia clásica de estos elementos del entorno gráfico, debe accederse al diálogo «propiedades de pantalla» alojado en el panel de control, mostrando su página llamada «apariencia»; el primer control que se observa en este diálogo es un cuadro de lista que permite escoger el aspecto de las ventanas y botones, siendo el que nos conviene el llamado «Windows estilo clásico», tras cuya elección aceptaremos el cambio y pasados unos segundos de espera ya habrá adquirido la pantalla el diseño que nos es familiar.

   – Menú de inicio: para poder trabajar con el menú «inicio» tradicional de las últimas versiones del sistema operativo, debe operarse como sigue: focalizar el botón de inicio pulsando Ctrl+Esc y luego Esc, y abrir su menú contextual con Mayús+F10 (si se trabaja con ratón basta con hacer clic con su botón derecho teniendo el puntero señalando al indicador del menú «inicio»); localizar la opción «propiedades» y activarla, lo que abrirá un cuadro de diálogo cuya página llamada «menú inicio» será preciso mostrar si no está ya visible; ahora se trata de seleccionar el botón de opción «menú inicio clásico» del único grupo que existe, aceptando luego este cambio; al cerrarse el diálogo Windows ya estará utilizando su menú «inicio» a una columna que ya conocemos.

   4) La barra de herramientas de inicio rápido: Windows 98 y sus versiones subsiguientes, también como Windows 95 con la implementación Active Desktop, cuentan con una serie de componentes gráficos de diversa utilidad, que mejoran el acceso a diferentes aplicaciones del sistema y que complementan a los controles disponibles en el escritorio y en la barra de tareas; el más importante de estos componentes es la llamada «barra de inicio rápido», que se coloca por defecto a la derecha del botón de inicio en la barra de tareas y que, como todos los demás, es poco funcional para los usuarios débiles visuales amén de poder causarles problemas de accesibilidad, razones que recomiendan su inhabilitación. Para ocultar una o más de estas barras en cualquier versión del entorno excepto Windows XP, se accederá a las aplicaciones de la barra de tareas pulsando Ctrl+Esc (abrir menú «inicio»), Esc (cerrarlo) y Tab una o dos veces hasta alcanzarla, tras lo cual se abrirá su menú contextual (el de toda la región, por lo que no debe seleccionarse ninguna aplicación abierta) con Mayús+F10, en el que deben desactivarse todas las opciones del submenú «barras de herramientas», a saber: «dirección», «escritorio», «inicio rápido» y «vínculos»; en Windows XP, al no poderse focalizar la barra de tareas como un todo sino aplicación por aplicación, sólo es posible abrir tal menú de contexto pulsando el botón derecho del ratón con éste apuntando a la región indicada donde no haya aplicaciones o incluso posicionado sobre el reloj, aunque existe una opción alternativa para dejar fuera de uso sólo la barra de inicio rápido (que es de hecho la más conflictiva), consistente en abrir el panel de control y, en el diálogo «barra de tareas y menú «inicio»», asegurarse de tener desactivada la casilla de verificación «mostrar inicio rápido» que aparece en su primera página (llamada «barra de tareas»).

   5) Los menús personalizados o inteligentes: los menús de Windows ME, Windows 2000 y las versiones posteriores de este entorno, poseen una facilidad de configuración que permite mantenerlos limpios de todas aquellas opciones que en ellos no se usan, visualizándose sólo las más accedidas; esto puede tener su utilidad pero se ha comprobado que causa algunos problemas de accesibilidad a los usuarios con dificultades visuales, por lo que recomendamos dejar de emplearlo. Para ello bastará con acceder al cuadro de diálogo «barra de tareas y menú inicio» que se encuentra en el submenú «configuración» dentro de «inicio»; en Windows ME y Windows 2000, una vez abierto el diálogo descrito por su página «general», hay que asegurarse de tener desactivada la casilla de verificación «usar menús personalizados», aceptando luego las posibles modificaciones; en Windows XP y sólo para menú de inicio clásico, habrá que acceder primero a la página «menú inicio» del cuadro mostrado en pantalla, activar su botón «personalizar» (lo que abrirá un nuevo diálogo llamado «personalizar menú inicio clásico») y aquí, en la lista de casillas de verificación titulada «opciones avanzadas del menú inicio», asegurarse que está inhibida la que reza «usar menús personalizados», aceptando en caso necesario los cambios (dos veces, ya que hay dos diálogos abiertos).

   6) Animaciones y otros efectos poco funcionales: existen algunas propiedades más de diseño que son agradables a la vista pero que causan trastornos a las personas con este sentido mermado, por lo que las citaremos recomendando su supresión o reajuste. Todas ellas se configuran desde el diálogo «propiedades de pantalla» (al que ya sabemos acceder desde el panel de control), concretamente en el diálogo «efectos» que se obtiene pulsando el botón de igual nombre que hay en su página «apariencia» (esto en Windows XP), o en la página «efectos» para las demás versiones de Windows soportadas, que son todas excepto Windows 95 si no posee el accesorio Active Desktop. Las características en cuestión son: aplicar animaciones u otros efectos de transición a los menús y demás componentes (ralentiza innecesariamente las operaciones y es mejor desactivarla), alisar o suavizar los bordes para las fuentes de pantalla (mejora la legibilidad de algunos textos, por lo que es positivo habilitarla y probar sus variantes (esto último sólo en Windows XP)), mostrar sombras bajo los menús (también puede ralentizar sin necesidad la salida visual y es mejor no utilizarla (sólo existe en Windows XP)) y mostrar el contenido de la ventana mientras se arrastra (muy útil para usuarios con poco resto visual a la hora de manipular ventanas, y que aconsejamos activar aunque pueda ralentizar tales operaciones).

   7) Descripciones emergentes: es de bastante utilidad para las personas con vista normal que algunos componentes del sistema, especialmente los elementos de menú y los archivos que contienen las ventanas de carpeta, sean fácilmente identificados al pasar por encima de ellos el puntero del ratón merced a las etiquetas identificadoras que aparecen en pantalla durante tales momentos; para los usuarios con baja visión, sin embargo, esto puede causar algunos problemas sobre todo si utilizan ampliadores de pantalla que realizan un seguimiento de todos los elementos móviles, por lo que explicamos a continuación cómo prescindir de esta herramienta. Las descripciones emergentes se activan o desactivan desde el diálogo de opciones de carpeta, que en Windows 98 y Windows 95 con Active Desktop (no existe en Windows 95 genuino) se abre desde el menú «ver» del explorador o de cualquier otra ventana de igual tipo, y en las versiones más modernas del sistema operativo figura en el panel de control; se trata de mostrar la segunda página de este cuadro, llamada «ver», y en el grupo de casillas de verificación que consta bajo el nombre «configuraciones avanzadas» (o lo mismo en singular) asegurarse que no está marcada la que dice algo similar a «mostrar una descripción emergente para los elementos de carpeta y del escritorio», realizando las modificaciones pertinentes y aceptándolas acto seguido.

   8) Los globos de texto de Windows XP: una de las mejoras que aporta esta versión del sistema operativo es la facilidad de mostrar avisos, que aparecen en la parte inferior derecha de la pantalla y permanecen allí durante un minuto si no se cierran manualmente, para dar a conocer al usuario ciertas informaciones sin interrumpir su trabajo con mensajes que deba validar o cancelar; contrariamente a lo que se cree los avisos en cuestión, que son llamados técnicamente «notificaciones del sistema», no son generados por Windows sino por aplicaciones propias o externas que mantienen un icono en la bandeja del sistema, y lo que sí es indudable es que causan pérdidas de foco frecuentes a los usuarios de métodos de ampliación o lectura de la pantalla. Eliminar los globos de texto es una tarea poco ágil pero desde luego posible; se trata de focalizar el botón de inicio, por ejemplo pulsando Ctrl+Esc y luego Esc, abriendo aquí su cuadro de propiedades con Alt+Intro, en el que será preciso asegurarse primero de tener marcada la casilla de verificación «ocultar iconos inactivos», para activar seguidamente el botón «personalizar» que figura a su derecha; se abre un nuevo diálogo que lista las aplicaciones abiertas, tanto en el momento presente como en sesiones o instantes anteriores, cuyo icono reside en la bandeja del sistema, debiendo seleccionarse con las flechas de arriba y abajo aquellas que puedan estar generando notificaciones para, acto seguido y con la pulsación de Ctrl+CursorDerecha, elegir en el cuadro de lista que determina su estado (también con las flechas de arriba y abajo) la opción «siempre oculto», regresando con Ctrl+CursorIzquierda a la lista de aplicaciones para repetir el proceso tantas veces como convenga. Validados los cambios hechos en el diálogo en uso y en el que permanece por debajo de él, se habrá conseguido que las aplicaciones cuyos datos se han modificado dejen de mostrar, tanto su icono correspondiente en la bandeja del sistema como los globos de texto que puedan hacer surgir; esta es una solución algo deficiente pues anula de golpe dos características que no tienen por qué ser incompatibles a la vez, habiéndose además de poner en práctica por cada nuevo programa que se instale y que pueda generar o se compruebe que genere notificaciones del sistema.

   9) Sonidos del sistema: en el apartado 1.1.2 de esta guía nos referíamos a la conveniencia de ajustar el sistema para que sus eventos más importantes se señalaran mediante sonidos, y explicábamos cómo hacerlo; sólo mencionaremos ahora que existen sonidos que pueden ocasionar alguna molestia por su frecuente aparición y que puede convenir retirar, como es el caso del que se emite al abrirse cualquier carpeta y que viene activo por defecto cuando se instala el sistema; tal sonido se encuentra en el grupo «explorador de Windows» y se denomina «iniciar exploración»; como se dijo anteriormente, lo mejor es no asignar demasiados sonidos, siendo nuestra mejor recomendación dejar los que vienen por defecto retirando el que acabamos de mencionar y asignando un valor al llamado «salir de Windows» del grupo «Windows», que en algunas versiones del entorno no viene programado y resulta de mucha utilidad.

1.2.- LAS OPCIONES DE ACCESIBILIDAD.

   Una de las mejoras que incorporó Windows 95, y que sorprendió positivamente a las comunidades de usuarios informáticos discapacitados, fueron las llamadas «opciones de accesibilidad», que no son otra cosa que pequeñas aplicaciones o accesorios del propio sistema operativo encaminadas a facilitar el acceso a él para estos colectivos de personas; se incluyen mejoras para sordos, para quienes tienen dificultades al teclear, para usuarios con movilidad reducida, y por supuesto para ciegos y discapacitados visuales. En los siguientes subapartados vamos a repasar brevemente aquellas características de este grupo que pueden resultar de utilidad a los usuarios con baja visión, destinatarios del presente trabajo; valga ante todo citar que, excepto cuando se indique lo contrario, las operaciones de activación y personalización de estas funciones se realizan desde el diálogo asociado al icono que lleva el nombre «opciones de accesibilidad», y que está situado en el panel de control del sistema, al que ya sabemos acceder si recordamos las instrucciones descritas en el apartado 1.1.1 de este escrito.

1.2.1.- EL ASISTENTE PARA ACCESIBILIDAD.

   Las versiones del entorno gráfico a partir de Windows 98 y Windows 2000 (ambas inclusive) disponen de una herramienta muy interesante llamada así, Asistente para Accesibilidad, cuya misión es ayudar a configurar el sistema operativo para las necesidades visuales, auditivas y de movilidad de los usuarios que sufren algún tipo de minusvalía; este es un modo muy dinámico y agradecido de personalizar las características de accesibilidad que posee Windows, basado en pantallas asistidas para cada opción. He aquí algunas notas sobre cómo utilizar esta aplicación:

   – El asistente para accesibilidad se encuentra un poco oculto en los subapartados del menú de inicio, a saber, dentro del submenú «accesibilidad», situado entre los accesorios que, a su vez, cuelgan de los programas, subdivisión del menú «inicio» al que ya sabemos acceder y por el que conocido es cómo se navega.

   – Es posible que la aplicación de la que hablamos no esté instalada y, lógicamente, no pueda ser encontrada al buscarla en la forma indicada; en este caso deberá accederse a la segunda página («instalación de Windows») del diálogo «agregar o quitar programas» situado en el panel de control, para darla de alta en el apartado de accesibilidad; se requerirá el disco de instalación del sistema operativo y los usuarios con pocos conocimientos de informática es aconsejable que soliciten ayuda a una persona con cierta experiencia.

   – Una vez localizado y cargado el programa, comienza el recorrido a lo largo del cual irán apareciendo pantallas en las que se seleccionarán las diferentes opciones propuestas; la tecla Escape o el botón «cancelar» sirven en cualquier momento para interrumpir el proceso, petición que hará aparecer un mensaje en el que se preguntará al usuario si desea o no conservar los cambios realizados; los botones «siguiente» (accesible con la combinación de teclas Alt+»S») y «atrás» (con la tecla de atajo Alt+»A») sirven respectivamente para avanzar y retroceder por las fases de que se compone el recorrido.

   – La primera pantalla da la opción de seleccionar la medida de los textos mostrados, mediante un selector no estándar que permite elegir entre no modificar este parámetro, usar letra ampliada en los menús y títulos de ventana, y usar el ampliador de Windows además de los menús y títulos grandes.

   – En la segunda pantalla es posible, mediante diversas casillas de verificación, ajustar el tamaño del texto y de otros elementos de la pantalla.

   – La tercera pantalla permite, también mediante diversas casillas de verificación, iniciar la configuración del sistema según las necesidades visuales, auditivas y de movilidad del usuario.

   – A partir de este momento, dependiendo de las casillas que se hayan marcado en la última pantalla descrita, irán apareciendo diversas páginas en las que el sistema solicitará a la persona que está operando más datos acerca de la configuración que le resulte apropiada; se ofrecen en todo momento, y siempre que sea factible, ejemplos prácticos para que el usuario los pruebe y actúe en consecuencia, verificándose las respuestas que de él se esperan por medio de controles más o menos estándar del sistema (botones de comando, casillas de verificación, cuadros de lista, etc.).

   – Cuando se han completado todos los pasos necesarios (entre los que, valga insistir, es posible avanzar y retroceder tantas veces como se desee), aparece una última pantalla que contiene el botón de finalización del proceso.

   Este asistente, como se habrá podido observar, está orientado a usuarios finales con pocos conocimientos de informática, ya que los más experimentados pueden realizar los cambios de una forma más directa (aunque no tan elaborada) usando los cuadros de propiedades descritos hasta ahora o que detallaremos en los siguientes subapartados.

1.2.2.- CONTRASTE ALTO.

   Esta característica es equivalente a algunas de las que se pueden encontrar en la página de apariencia del diálogo «propiedades de pantalla», descrita en el apartado 1.1.1 del presente documento, ya que su objetivo es mejorar la imagen que aparece visualizada para que cierto grupo de personas con discapacidad visual puedan acceder mejor a ella, ampliando sus fuentes y modificando y simplificando sus colores. La prueba de que esta característica es idéntica a la otra se constata en Windows NT 4.0, donde no existe y la documentación proporcionada por Microsoft al respecto informa de que estos ajustes deben realizarse desde el diálogo de propiedades de pantalla; en las demás versiones del entorno sí que se puede hallar, y tal vez una de las ventajas de utilizar la que figura entre las opciones de accesibilidad es que la función puede ser activada y desactivada en cualquier momento con una simple pulsación de teclas, amén de ser algo más amigable su diálogo de configuración.

   El contraste alto se establece desde la tercera página del diálogo de opciones de accesibilidad, llamada «pantalla», y a la que se puede acceder pulsando Ctrl+Tab dos veces en el momento de entrar o mediante un clic de ratón en su ficha identificadora; la página sólo contiene una casilla de verificación para activar o desactivar el contraste alto (la tecla Espacio cambia entre estos dos estados) y un botón llamado «configuración» que, como su nombre indica, da la opción de personalizar la característica. Si se entra en la configuración, pulsando Espacio sobre el botón descrito, se muestra un nuevo cuadro en el que se hallará en primer lugar una casilla de verificación que permite activar la tecla de atajo para llamar a la función de la que hablamos, que será MayIzquierda+AltIzquierda+ImprimirPantalla una vez se marque esta casilla; mediante la tecla Tab se pasará a un botón de opciones en el que, con los cursores de arriba y abajo, se podrán seleccionar tres tipos diferentes de apariencia de la pantalla: blanco sobre negro, negro sobre blanco y personalizado, apareciendo en este último caso un cuadro de lista, al que se accederá pulsando de nuevo Tab, cuyo contenido son las combinaciones de apariencia de la pantalla que existen en el sistema y que son las mismas que ofrece la página «apariencia» del diálogo «propiedades de pantalla» descrito anteriormente.

   Hechos los cambios pertinentes en la configuración, se validarán pulsando el botón «aceptar»; tras esto, se activará también el botón «aceptar» del diálogo de opciones de accesibilidad para que la característica de contraste alto adopte los nuevos valores asignados a ella. Es preciso recalcar ahora que, si una característica de accesibilidad no se utiliza durante cinco minutos, ésta es desactivada automáticamente por Windows; para variar este comportamiento, debe accederse a la última página del diálogo de opciones de accesibilidad (llamada «general»), y desmarcarse la casilla de verificación «desactivar características que no se hayan usado durante», o cambiarse el período de tiempo con el cuadro de lista situado a continuación; desde este mismo sitio se puede seleccionar si se desea oír un sonido al activarse o desactivarse una función de accesibilidad, o si el sistema debe mostrar un mensaje informativo sólo durante la activación.

1.2.3.- TECLAS DE RATÓN.

   Es esta una función muy interesante, sobre todo para los usuarios con poco resto visual, ya que permite realizar todas las operaciones que corresponden al ratón utilizando únicamente el teclado; con esta característica, llamada MouseKeys, se evitan los problemas de desvío no deseado del puntero cuando se arrastra el ratón, así como la inestabilidad de este periférico en el momento de hacer clic con uno de sus botones sobre un sitio determinado. Las teclas de ratón se activan con la casilla de verificación que existe al efecto en la página «mouse» del diálogo de opciones de accesibilidad, que es la que ocupa el cuarto lugar; con el botón de configuración que esta página posee se puede, por una parte, asignar una tecla rápida para la activación y desactivación de MouseKeys (que será MayIzquierda+AltIzquierda+BloqNum), y por otra, personalizar algunos parámetros de la característica (velocidades, teclas, etc.) que es mejor mantener en sus valores por defecto.

   Hechas las modificaciones precisas y cerrados todos los diálogos, la característica ya está a punto; las teclas que se van a poder usar para realizar todas las operaciones pertenecen al teclado numérico, el cual debe estar activado excepto que se haya configurado de otro modo. La lista completa de las pulsaciones a que nos referimos se detalla a continuación; se indica en primer lugar la acción de forma muy breve, después la tecla que la lleva a cabo y por último una descripción más ampliada de aquélla:

   – Arrastrar: Cero (mantener presionado el botón seleccionado del ratón, lo que permite arrastrar componentes por la pantalla (ventanas, archivos, etc.); más adelante se indica cuál es el botón seleccionado en cada momento).

   – Arrastre lento: May presionada mientras se realiza algún movimiento (reducir la velocidad del puntero en los desplazamientos continuos por la pantalla).

   – Dirigir inferior derecha: Tres (mover el puntero diagonalmente hacia abajo a la derecha).

   – Dirigir inferior izquierda: Uno (mover el puntero diagonalmente hacia abajo a la izquierda).

   – Dirigir superior derecha: Nueve (mover el puntero diagonalmente hacia arriba a la derecha).

   – Dirigir superior izquierda: Siete (mover el puntero diagonalmente hacia arriba a la izquierda).

   – Dos clics: Suma (hacer doble clic con el botón seleccionado del ratón).
   – Mover abajo: Dos (desplazar el puntero verticalmente hacia abajo).
   – Mover arriba: Ocho (desplazar el puntero verticalmente hacia arriba).
   – Mover derecha: Seis (desplazar el puntero horizontalmente hacia la derecha).

   – Mover izquierda: Cuatro (desplazar el puntero horizontalmente hacia la izquierda).

   – Saltos rápidos: Ctrl más teclas de movimiento (aumentar considerablemente la distancia recorrida en cada desplazamiento por la pantalla).

   – Seleccionar ambos: Multiplicación (utilizar a la vez los dos botones del ratón en las siguientes operaciones de clic o arrastre).

   – Seleccionar principal: División (utilizar el botón izquierdo del ratón en las siguientes operaciones de clic o arrastre).

   – Seleccionar secundario: Resta (utilizar el botón derecho del ratón en las siguientes operaciones de clic o arrastre).

   – Soltar: Punto (liberar el botón seleccionado del ratón cuando se ha bloqueado para realizar un arrastre).

   – Un clic: Cinco (hacer clic con el botón seleccionado del ratón).

   MouseKeys es una característica muy lograda que responde satisfactoriamente en la mayoría de los casos, y cuya precisión es igual o mejor a la que se obtiene en el uso ordinario del ratón como dispositivo señalador; mencionar también que es compatible con cualquier programa de accesibilidad, sobre todo magnificadores de pantalla, que el usuario pueda tener cargado en el sistema.

1.2.4.- AVISO EN LAS TECLAS DE BLOQUEO.

   La última característica de accesibilidad que juzgamos del interés de los discapacitados visuales es la que se denomina ToggleKeys, y que una vez activada provoca que el sistema emita una señal audible alta cada vez que se activa una tecla de bloqueo (BloqueoMayúsculas, BloqueoNumérico o BloqueoDesplazamiento) y una baja cuando se desactiva; esto es muy útil para personas con poco resto visual que tienen dificultades para localizar o ver los indicadores luminosos, generalmente de color amarillo o verdoso, que figuran en el teclado para informar del estado de estas tres teclas.
   Esta característica se activa con la casilla de verificación «utilizar ToggleKeys» que forma parte de la página «teclado» (primera) del diálogo de opciones de accesibilidad; con el botón de configuración que se halla al lado de esta casilla se abre un nuevo diálogo en el que es posible dar de alta una tecla rápida para activar y desactivar esta función en cualquier momento, y que será BloqNum presionada ininterrumpidamente durante cinco segundos.

1.2.5.- CONTROL DE LA ANCHURA DEL CURSOR.

   Las versiones más modernas del sistema operativo sobre el que estamos hablando, hasta la fecha Windows ME y Windows XP, vienen con una nueva característica de accesibilidad llamada Cursor Width (anchura del cursor) que juzgamos interesante describir un poco aparte de las anteriores por ser tan reciente y por ello restringida. Esta facilidad lo que permite es elegir la anchura y la velocidad de parpadeo del cursor que se emplea en las aplicaciones o controles que esperan la entrada de textos literales, unos ajustes que siempre ha sido posible efectuar en los entornos DOS y que incomprensiblemente se han implantado en Windows una década más tarde de la aparición de sus primeras versiones más popularizadas (Windows 3.0 y 3.1x); con esta nueva característica, pues, las personas con discapacidad visual podrán localizar con mayor agilidad el punto de inserción cuando editan textos, además de evitar las molestias que les pueda causar un parpadeo demasiado rápido del mismo.

   La herramienta Cursor Width se configura desde la página «pantalla» del diálogo «opciones de accesibilidad», situado como es sabido en el panel de control y al que ya sabemos acceder según lo dicho anteriormente; llegados al punto indicado, y tras los controles que permiten ajustar la característica de contraste alto que describíamos en un apartado precedente, encontraremos dos barras deslizantes horizontales que son las que ahora nos van a ser útiles, y que vamos a poder manipular mediante el ratón o con los cursores para los desplazamientos breves y las teclas Inicio, Fin, PáginaArriba y PáginaAbajo para los más largos. La primera de estas barras, llamada «velocidad de intermitencia del cursor», nos permite seleccionar desde un valor lento (situado a la izquierda) que provoca un cambio de estado en el parpadeo cada poco más de un segundo, hasta un valor rápido (a la derecha) que equivale a una intermitencia casi constante no demasiado aconsejable, no existiendo la posibilidad de conseguir un cursor quieto; la segunda barra, más interesante a nuestro entender, se denomina «ancho del cursor» y permite elegir desde el clásico cursor estrecho de Windows (a la izquierda) hasta un bloque rectangular exageradamente ancho (a la derecha), siendo los valores más aconsejables los de la zona media baja, que se asemejan en cierto modo a los cursores que ocupaban toda una celdilla de carácter en las pantallas de texto del entorno DOS.

1.3.- PROGRAMAS DEL PROPIO SISTEMA OPERATIVO.

   Merecen clasificación aparte, o al menos esa es nuestra opinión, los programas que acompañan al sistema operativo Windows, distribuidos como parte del mismo y que resultan de utilidad para el colectivo de los débiles visuales, bien porque de origen han sido pensados con tal objetivo o simplemente porque han resultado aprovechables sus funciones para el fin citado; en este subapartado vamos a ofrecer algunas notas sobre el funcionamiento general de estas aplicaciones que, vaya por adelantado, no son de instalación obligatoria y, por tanto, pueden requerir modificaciones en la página «instalación de Windows» del diálogo «agregar o quitar programas» que cuelga, como ya es sabido, del panel de control.

1.3.1.- AYUDA EN LA LECTURA DIRECTA DE DOCUMENTOS

   Windows 95 y sus versiones posteriores (igualmente Windows NT 4.0 y sucesoras) se suministran con una utilidad, incluida en el grupo de los accesorios y por lo tanto de instalación voluntaria, que permite la digitalización de imágenes capturadas desde un escáner compatible con el protocolo TWAIN (casi todos los digitalizadores que se venden hoy día lo son); esta aplicación, llamada Imaging, es de uso muy sencillo y puede ayudar a personas con discapacidad visual a leer publicaciones impresas, sobre todo aquellas que contienen gráficos o ilustraciones, en la pantalla del ordenador con la ayuda del programa ampliador que utilicen habitualmente o incluso sin ella.

   Imaging, como hemos dado a entender, se puede encontrar en el submenú «accesorios», que cuelga del de programas dentro del menú «inicio» de Windows. Al cargarlo aparece una pantalla en blanco y lo que hay que hacer, si es la primera vez que se ejecuta, es ligarlo al escáner que se tiene instalado en el equipo; esto se hará abriendo el menú «archivo», activando la opción «seleccionar escáner…» y, en el cuadro de diálogo que aparece, marcando el nombre del susodicho escáner en la lista que figura arriba, luego de lo cual se pulsará el botón «aceptar». Con esta simple maniobra el programa ya está configurado para trabajar normalmente y recibir órdenes; es una herramienta tan sencilla que no requiere ningún otro preparativo más excepto, claro está, que cada usuario configure su escáner debidamente con el soporte que se le adjunta y que nunca es igual entre fabricantes o modelos distintos.

   El proceso para transferir a la pantalla del ordenador la imagen del documento que contiene el escáner es tan elemental como, una vez cargado Imaging, abrir el menú «archivo», activar su opción «digitalizar…» (lo que muestra la interfaz de comunicación con el escáner), y dar la orden oportuna (generalmente por medio de un botón llamado «explorar» o «escanear») para que este periférico se ponga a trabajar. Con sólo esto, y naturalmente unos segundos de espera, los resultados aparecen en la ventana de Imaging y ya puede realizarse una lectura de los mismos; valga decir que Imaging no realiza ninguna transformación de la imagen que le llega, respetando por tanto sus colores y resolución originales.
   Mediante el teclado se pueden realizar diversas operaciones de manipulación de la imagen mostrada; con las cuatro teclas del cursor se desplaza ésta ligeramente en la dirección especificada, con PáginaArriba y PáginaAbajo se sube y baja respectivamente la vista pero en incrementos mayores, y con Ctrl+CursorArriba y Ctrl+CursorAbajo se acerca y aleja, esto es, se amplía y reduce, que es quizá la característica más interesante del programa. Sirva añadir, más bien a título de documentación, que Imaging permite guardar en disco las imágenes digitalizadas en los formatos TIFF, AWD y BMP; se trata, en definitiva, de una utilidad en principio no pensada para personas con discapacidad visual pero que puede resultar muy práctica a bastantes de ellas si se le sabe sacar partido con tal finalidad.
1.3.2.- AMPLIADOR DE PANTALLA DE «MICROSOFT».

   Windows 98, Windows 2000 y las versiones más recientes del entorno vienen acompañadas por un pequeño magnificador de pantalla, de instalación no obligatoria, injustamente olvidado por la comunidad de usuarios con baja visión, pues a pesar de ser sencillo es mucho más útil de lo que a primera vista parece y, sin lugar a dudas, es el ampliador gratuito más potente de los que se distribuyen hoy día, aunque no sea el que más agranda las imágenes; ofrecemos seguidamente algunos datos de interés sobre esta aplicación.

   Para comenzar, el programa (cuyo nombre es Ampliador de Microsoft) se localiza en el menú «inicio» de Windows, subdivisión de programas, apartado «accesorios» y submenú «accesibilidad»; la carga es inmediata al ejecutarse, o lo que es lo mismo, no requiere ningún paso previo de configuración o puesta a punto, ya que uno de sus objetivos al idearse fue precisamente que pudiera correr bajo cualquier configuración de vídeo y equipo en general.
   Las características principales del magnificador, muy esquemáticamente, son: imagen ampliada visible en un área rectangular de la pantalla, aumenta los resultados entre dos y nueve veces, sigue al puntero del ratón y al foco de Windows (lo segundo es muy importante), y mejora la calidad cromática de la vista; puede encontrarse una información más detallada sobre este producto en la página de fichas técnicas de adaptaciones que forma parte de la presente sección de nuestra Web.

   Los ajustes que se quieran efectuar en la configuración del programa aparecen en la ventana del mismo, consistente en un cuadro de diálogo; convencional, que se abre al cargarlo y que puede ser minimizada y restaurada en todo momento para utilizarla o despejar la pantalla; además de esto, existe un pequeño juego de teclas que permiten acceder rápidamente a algunas de las funciones del ampliador, y que listamos ahora (como de costumbre, primero citamos la función de forma escueta, luego su tecla asociada y finalmente una descripción más amplia de la primera):

   – Copiar pantalla con ratón: TeclaWindows+ImprimirPantalla (copiar la imagen visualizada en pantalla actualmente al portapapeles, incluyendo el gráfico que representa al ratón)
   – Copiar pantalla sin ratón: TeclaWindows+BloquearDesplazamiento (copiar la imagen visualizada en pantalla actualmente al portapapeles, sin incluir el puntero del ratón)
   – Invertir colores: TeclaWindows+PáginaArriba (activar o desactivar alternativamente la inversión de los colores en pantalla)
   – Más grande: TeclaWindows+CursorArriba (aumentar el nivel de ampliación de la imagen)
   – Más pequeño: TeclaWindows+CursorAbajo (reducir el nivel de ampliación de la imagen)
   – Seguir al ratón: TeclaWindows+PáginaAbajo (activar o desactivar alternativamente el seguimiento que hace el magnificador del puntero del ratón).

   Muchos usuarios creen que la ventana donde el magnificador del que hablamos muestra sus resultados es de dimensiones insuficientes, lo cual no es cierto a pesar de tratarse de una creencia generalizada que ha motivado el desconocimiento que existe del producto; si se coloca la ventana del ampliador (representada por una zona de color gris) en uno de los extremos de la pantalla (arrastrándola con el ratón desde cualquier punto de su interior), la región magnificada ocupará toda la longitud del monitor en la zona donde haya sido depositada, y si se alarga tal ventana por la parte que no queda encajada entre los límites de visualización (también con el ratón aunque iniciando el arrastre en los bordes) puede llegar a ocupar la mitad vertical u horizontal de la pantalla, lo cual es una medida más que suficiente para trabajar con comodidad; si la ventana de ampliación reside en una zona media del monitor, adquirirá forma cuadrada pero se podrá ampliar su tamaño y lo cierto es que si se hace adecuadamente también son muy aprovechables los resultados que se obtienen.

   Uno de los grandes inconvenientes que sufren todos los magnificadores de pantalla gratuitos o de bajo coste (al menos todos los que hemos tenido ocasión de probar), y que son la característica fundamental que los diferencia de los productos profesionales de precio forzosamente menos asequible, es que los primeros no son capaces de ampliar la zona de pantalla que queda por debajo de sí mismos, o sea, de la ventana que contiene sus resultados; el ampliador de Microsoft no constituye una excepción de esta regla, pero si se cuenta con un sistema provisto de dos monitores, uno principal y otro secundario, es posible resolver el problema colocando la ventana del ampliador en el segundo monitor y trabajando normalmente en el primero, fruto de lo cual se podrán visualizar las imágenes a tamaño original en la pantalla principal y ampliadas en buena parte de la otra.
   Por último, citar que el seguimiento de foco que posee este ampliador, aunque no funcione del todo bien en algunas circunstancias, es muy útil y permite, por ejemplo, navegar por los paneles de visión en lista, leer los menús, acceder a los controles de los diálogos y, lo más importante, editar texto con la seguridad de que los cambios que se produzcan serán inmediatamente reflejados en la región agrandada. También, y concluimos ya, son de gran ayuda las funciones de alto contraste e inversión de colores que ofrece este producto, poseyendo la ventaja de que la primera se aplica a toda la pantalla y la segunda sólo afecta a la región ampliada y no a la parte de la vista que se sigue mostrando con su contenido original.

1.3.3.- LECTOR DE PANTALLA DE «MICROSOFT».

   Windows 2000 y las versiones profesionales del entorno gráfico que suceden a esta (sólo Windows XP en el momento de escribir el presente documento), vienen acompañadas por un pequeño lector de pantalla gratuito, llamado Narrator (narrador), que lee por voz lo que aparece visualizado a medida que se opera (contenido de la ventana activa, opciones de menú, texto escrito, etc.); según se indica en la documentación del programa, Narrator ha sido diseñado para trabajar con el bloc de notas, WordPad, los programas del panel de control, Internet Explorer, el escritorio de Windows y la instalación del sistema operativo, pudiendo ocurrir, en consecuencia, que no lea correctamente las pantallas de otras aplicaciones; no obstante, se trata de un producto muy logrado que, si bien es insuficiente para una mayoría de usuarios totalmente ciegos, cubre con creces las necesidades de un buen número de quienes gozan de algún resto de visión, y que sólo necesitan una pequeña ayuda vocal para descansar la vista en la lectura de textos largos o en las operaciones de transición entre regiones o aplicaciones del sistema.

   Narrator es un gran desconocido para la comunidad de usuarios informáticos con baja visión, mucho más que el ampliador del que hablábamos en el punto precedente, pues el primero sólo funciona con las versiones profesionales de Windows (lógicamente poco usadas a nivel doméstico hasta no hace mucho tiempo), casi nunca aparece en los menús del entorno (debe ser ejecutado desde la línea de órdenes) y, lo más importante, se cree erróneamente que no es capaz de utilizar motores de voz en diversos idiomas para emitir su salida, punto que aclararemos en breve.

   Para cargar el lector de pantalla Narrator debe accederse al menú «inicio» de Windows, seleccionarse la opción «ejecutar…» y activarse la misma, o bien (para simplificar este paso), pulsarse la combinación TeclaWindows+»R»; aparece un diálogo en el que debe introducirse el nombre del programa que se desea ejecutar, esto es «narrator», validando la operación mediante el botón «aceptar» o presionando Intro, lo que iniciará la ejecución.
   Al arrancar por primera vez el programa, se muestra una ventana que contiene información sobre él, que puede dejarse de visualizar en las próximas ocasiones que se use, utilizando la casilla de verificación que contiene tal ventana al efecto; tras cerrar este aviso se muestra ya el panel de la aplicación, consistente en un cuadro de diálogo convencional, que puede ser minimizado y restaurado en cualquier momento según las necesidades del usuario.
   Este lector de pantalla, muy resumidamente, posee las siguientes características (muchas de ellas opcionales): lectura de las ventanas, menús y diálogos, verbalización de los caracteres a medida que se escribe, seguimiento del foco de Windows con el puntero del ratón, y posibilidad de elegir el locutor, la velocidad, el volumen y el tono de la voz con que emite su salida.
   Al cargar Narrator éste, antes de mostrar el diálogo de presentación que citábomos antes, visualiza un mensaje de error donde indica que no ha encontrado ningún motor de voz para el idioma del sistema operativo (castellano en nuestro caso) y que utilizará el motor de voz en inglés que se instala por defecto con aquél; parece ser que este mensaje de error no se puede evitar, pero sí y de forma muy sencilla es posible hacer que Narrator utilice voces en otros idiomas, uno de ellos desde luego el español. Para realizar este cambio, en primer lugar, debe instalarse un motor de voz adecuado (existen muchos y unos cuantos, como los que proporciona Microsoft a través de su página Web de descargas para MS Agent, son gratuitos y bastante potentes, no obstante ser todavía pocos los que soportan correr bajo Windows XP); tras esto, sólo habrá que acceder a la ventana de Narrator, pulsar el botón «voz» que en ella figura y, en el diálogo que se abre, buscar un cuadro de lista donde se relacionan todos los locutores que hay instalados en el sistema, eligiendo uno que pertenezca al motor de voz que interesa usar; validando los cambios con el botón «aceptar» ya se habrá conseguido que el lector de pantalla haga servir por defecto la voz que se le ha asignado, a pesar de que siga mostrando al arrancar el diálogo de error descrito el cual, bien mirado, no deja de tener su utilidad como indicador de que el programa se ha cargado con éxito.
   Nota para los usuarios de Windows XP: Narrator usa la versión 4.0 de la interfaz Microsoft SAPI para generar su salida hablada, pero Windows XP se suministra con SAPI 5.0 que no proporciona soporte de compatibilidad con las versiones anteriores de esta interfaz, lo que ocasiona que Narrator, ejecutado en esta edición del entorno gráfico, no reconozca muchos motores de voz, sobre todo aquellos que se descargan gratuitamente desde el sitio Web de Microsoft; afortunadamente (así lo asegura Microsoft aunque no hemos tenido ocasión de verificarlo), SAPI 4.0 y SAPI 5.0 pueden coexistir juntos en una misma máquina y sobre el mismo Windows XP, para lograr lo cual y por tanto que Narrator reconozca los citados motores de voz, debe instalarse en primer lugar el módulo SAPI 4.0 (descargable desde la misma página Web de descargas para MS Agent), y tras ello efectuarse la instalación de los motores de voz escogidos (que, de existir ya en el sistema, habrán sido suprimidos de él previamente a cargar SAPI 4.0).
   Aunque Narrator, a medida que se va trabajando, lee todo lo que encuentra y sabe identificar, cuenta con un pequeño juego de teclas para intercomunicar con el usuario, el cual listamos seguidamente:
   – Decir elemento: Ctrl+Mayús+Intro (obtener información acerca del elemento o región focalizados en un determinado momento)
   – Describir elemento: Ctrl+Mayús+Insertar (obtener una descripción más detallada del elemento focalizado; esta función parece responder en muy pocas ocasiones)
   – Leer texto: Ctrl+Mayús+Intro o teclas de cursor (leer el contenido de un campo o cuadro de edición)
   – Leer ventana: Ctrl+Mayús+Espacio (verbalizar el contenido completo de la ventana activa independientemente de su tipo)
   – Silenciar: Ctrl (detener la emisión de los mensajes de voz pendientes)
   Mucho, y muy bueno, es lo que se puede apuntar sobre este programa, por lo que el mejor consejo que podemos dar desde aquí es que se pruebe y cada usuario saque sus propias conclusiones. Ciertamente deberían implementarse algunas características de la herramienta como la lectura de según qué elementos, la ayuda del programa, su traducción y algunos errores en la carga; a pesar de esto, no hay que olvidar que hablamos de un programa gratuito que posee muchas capacidades propias de los lectores de pantalla profesionales, cuyo precio suele ser muy elevado.
1.3.4.- ACCESO MEJORADO A LAS PÁGINAS WEB
   Para facilitar a una persona con baja visión la lectura de las páginas Web que obtiene de Internet, ajustando por ejemplo sus colores y fuentes a las necesidades visuales de cada usuario, no es preciso (al menos en la mayoría de casos) emplear un navegador especial o herramientas de accesibilidad que se instalen sobre el que posee el sistema; trabajando con la versión 5.0 o superior de Microsoft Internet Explorer, navegador que viene de fábrica con Windows o que puede descargarse gratuitamente desde la red, y modificando algunas de las opciones de tal programa que describiremos seguidamente, se pueden lograr los efectos deseados en pocos minutos y con carácter permanente.
   Cambiar los colores de una página Web, y de todas las que el navegador visualice en lo sucesivo, es tan simple como entrar en Internet Explorer, acceder al menú «herramientas» de la aplicación, activar en él el elemento llamado «opciones de Internet», localizar en el diálogo que aparece un botón etiquetado «accesibilidad» (y obviamente pulsarlo) y, en el nuevo cuadro que se presenta, marcar la casilla de verificación titulada «omitir colores especificados en páginas Web», validando el cambio con el botón «aceptar»; con esta maniobra se habrá conseguido que el navegador pase por alto todos los parámetros de color que contenga el diseño de cada página Web, utilizando siempre la configuración que viene por defecto con el sistema, que es la siguiente: texto en negro, fondo en gris claro, enlaces no visitados en azul fuerte, enlaces visitados en gris oscuro y enlaces seleccionados (que tienen el foco o sobre los cuales se halla el puntero del ratón) en rojo fuerte. Si este juego de colores no satisface o no conviene al usuario, modificarlo es sólo cuestión de entrar al diálogo de colores que se abre pulsando el botón con ese título que figura en el citado cuadro de opciones de Internet; una vez aquí es posible, en primer lugar, seleccionar un color de texto y otro de fondo o utilizar los que el sistema tenga almacenados en las opciones de pantalla (por defecto blanco para el fondo y negro para el texto), elección que se hará con la casilla de verificación «usar colores de Windows» y, en caso de desactivarse, usando los dos cuadros que surgen al pulsar Espacio cuando el foco apunta a los selectores de color para texto y fondo, y en los que se mueve el marcador entre los colores con las teclas del cursor, se seleccionan con Espacio y se valida el cambio con el botón de aceptación; modificar el color de los enlaces visitados y no visitados no tiene ningún secreto, simplemente es abrir su cuadro de selección, y si se quiere asignar un color a los enlaces seleccionados se tiene que marcar la casilla de verificación «activar color», lo que permite acceder al control que realiza esta modificación en la misma forma que las cuatro restantes.
   Modificar las fuentes de visualización de las páginas Web y sus tamaños tampoco es una operación compleja, ya que consiste en abrir el diálogo «accesibilidad» dentro de las opciones de Internet, y marcar en él las casillas de verificación «omitir estilos de fuentes especificados en páginas Web» y «omitir tamaños de fuentes especificados en páginas Web», aceptando el cambio; esto conseguirá que en las páginas Web que se visiten en lo sucesivo no se atienda a los parámetros de tipo y tamaño de fuente (sí al estilo como negrita, subrayado o cursiva) indicados en su diseño, mostrándose las fuentes por defecto del sistema que son Times New Roman para las páginas Web y Courier New para el texto sin formato. Para cambiar los tipos de fuente asociados a estas dos modalidades de texto basta con abrir el diálogo «fuentes» que se halla entre las opciones de Internet ya aludidas y efectuar la selección oportuna en él (sólo es posible elegir el juego idiomático de caracteres y los dos tipos de fuente mencionados); el tamaño de la fuente se puede cambiar desde el submenú así llamado que cuelga del menú «ver» en la barra de la aplicación Internet Explorer, aunque sólo es posible elegir entre cinco tamaños preestablecidos por el sistema (mayor, grande, mediana, pequeña y menor), que pueden ser insuficientes para muchos usuarios.
   El mejor recurso que existe hoy día para personalizar la apariencia de las páginas Web sin ningún tipo de limitación son las hojas de estilo, pequeños archivos que se agregan a la configuración de Windows en los que cada usuario puede especificar hasta el mínimo detalle los colores, fuentes y demás parámetros de diseño que le convengan; elaborar hojas de estilo es todo un arte, de hecho es casi una técnica de programación que no está al alcance de todo el mundo, por lo que nos limitaremos a invitar a aquellas personas que estén interesadas en el tema a visitar la página Web del grupo HTML con Clase, en la que se puede hallar mucha documentación traducida al castellano sobre esta herramienta. Cuanto a hojas de estilo que podemos recomendar, existe un interesante lote que diseñó hace poco tiempo, y no sin gran esfuerzo, el colectivo FAR pensando en las múltiples necesidades de legibilidad y contraste asociadas a los distintos tipos de discapacidad visual; este paquete, compuesto por ocho hojas de estilo en el momento de redactar este escrito, puede probarse y ser descargado en formato comprimido (.ZIP) en la página Web de estilos del grupo FAR; para activar una de estas hojas de estilo sólo hay que, una vez descomprimidas en una carpeta del sistema, acceder a las opciones de Internet dentro de Internet Explorer, abrir el cuadro «accesibilidad», marcar en él las tres primeras casillas de verificación ya conocidas junto con la cuarta («dar formato a los documentos utilizando mi hoja de estilo»), e indicar en el cuadro de edición que se habilita al efecto la ruta completa del archivo de estilos, requiriendo si es preciso ayuda con el botón «examinar», y validando por último el cambio.
   Antes de cerrar este subapartado, vayan un par de consideraciones breves pero no por ello menos importantes:
   – Por muchos y muy potentes que sean los métodos que se empleen para mejorar la legibilidad de las páginas Web, éstas seguirán siendo inaccesibles si, en el peor de los casos, contienen objetos no estándar del lenguaje en que se programan tales páginas o directamente están diseñadas con otros lenguajes, y en el mejor poseen características inaccesibles (como fondos gráficos que impidan cambiar el color, textos que no son propiamente tales sino imágenes, etc.) o, que es harto frecuente, no están basadas en hojas de estilo (característica todavía no muy extendida a causa de su novedad) y, por tanto, no pueden ser personalizadas al cien por cien.
   – Es posible, aunque no deje de ser una solución algo rudimentaria, capturar todo el texto que contiene una página Web y acceder a él con más comodidad en otra aplicación, sin gráficos ni otros elementos que puedan dificultar su lectura; para ello, debe pulsarse Ctrl+»E» cuando se ha cargado la página deseada con Internet Explorer (esto selecciona todo su texto), luego oprimirse Ctrl+»C» (lo que copia tal texto al portapapeles de Windows) y, ya fuera del navegador, accederse a un editor en el que sea posible pegar los datos copiados, generalmente utilizando las teclas Ctrl+»V»; importante es aclarar que, si una página dispone de marcos (está formada por varias subventanas), la operación descrita sólo exportará el texto del que se halle activo al iniciarla, por lo que será preciso repetirla en los demás, rotando de uno a otro con la tecla F6 (para avanzar) y Mayús+F6 para retroceder.
   – Existe también la facilidad de grabar las páginas Web para leerlas sin conexión y, por tanto, con mucha más tranquilidad; la opción más fácil y segura aunque, eso sí, menos potente es guardar cada página que puede ser de interés mediante la opción «guardar como…» que existe en el menú «archivo» de Internet Explorer, y que permite guardarla con y sin gráficos o elementos adicionales e incluso exportarla a texto plano. Otras posibilidades más potentes aunque no tan sencillas de usar las constituyen los programas que son capaces de descargar y guardar en disco varias secciones o niveles de una misma página Web; son programas no muy usados a causa, esa es la creencia generalizada que nos limitamos a plasmar, de su poca fiabilidad para deducir las partes que realmente pertenecen a un mismo sitio, y sobre todo de lo deficientemente que filtran las páginas guardadas para que no se requiera conexión a la hora de recuperarlas; de programas de este tipo, por ejemplo, existe el Teleport Pro de la empresa Tennyson Maxwell, el WebZIP de Spidersoft, el WebCopier de MaximumSoft y muchos más cuyas copias de evaluación se pueden descargar gratuitamente desde otras tantas páginas que ofrecen programas shareware y freeware.

Algunos de los programas software y equipamiento hardware de asistencia tecnológica para su uso por estudiantes ciegos o con baja visión más utilizados son:

1. Programa Magic.

Este programa es un magnificador de pantalla y es útil para personas con baja visión. El mismo magnifica el tamaño de los programas ejecutados en Windows.

2. Programa JAWS.

Este programa es un lector de pantalla y es útil para las personas ciegas. El mismo reproduce por medio de voz sintetizada, utilizando las bocinas de la PC, todos los programas en Windows.

3. Traductor Braille Duxburry.

Este programa convierte los documentos de Word o cualquier editor en formato Braille. Luego, se envía a una impresora Braille especializada para su impresión al relieve en el sistema Braille.

4. Impresoras Braille (Embosser).

Con esta impresora, y un papel especial, una persona ciega, puede imprimir sus trabajos y documentos directamente en el sistema de lectura al relieve Braille.

5. Open Book.

Programa que requiere un «scanner» y funciona como reconocimiento de textos parlante para las personas ciegas. Hace la función de una máquina lectora parlante de todo tipo de información impresa para personas ciegas. También puede ser de beneficio para estudiantes con problemas específicos de aprendizaje y con dislexia.

6. Navegador parlante IBM Home Page Reader.

Este programa permite que personas ciegas puedan acceder y navegar por la red de Internet.

26 abril 2010 - Posted by | Ciencias de la Computación, Economía tecnología informática, Hardware, Informática, Ingeniería Informática, Ingeniero Informático, Profesion Informático, Software

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